Las obras menores se refieren a proyectos de construcción o renovación de pequeña escala que generalmente no implican cambios significativos en la estructura del edificio. Estas obras suelen estar limitadas en términos de tamaño y complejidad, y se consideran menos invasivas y de menor impacto en comparación con proyectos de construcción más grandes. No afectarán por lo tanto a la estructura del edificio ni a la seguridad del mismo.

Ejemplos comunes de obras menores incluyen reparaciones simples, como arreglos de fontanería o electricidad, instalación de elementos como estanterías o armarios, trabajos de pintura, reparación de tejados, renovación de baños o cocinas sin cambios estructurales importantes, entre otros. En muchos lugares, las obras menores están reguladas por leyes locales y pueden requerir permisos específicos, aunque estos procesos suelen ser más simples y rápidos que los necesarios para proyectos de construcción a gran escala.

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